EN un país como Uruguay, en el que la tradición vitivinícola es centenaria, el vino es sinónimo de cultura y arte. Una muestra de esto es la pluralidad de bodegas que existen en el territorio nacional, destacándose por su valor histórico e innovación la Viña Varela Zarranz.
Es que la bodega -ubicada en Canelones (Ruta 74 km 29, Joaquín Suárez) y con un predio de más de 100 hectáreas- se reinventa de forma constante. Desde hace más de diez años abrió sus puertas al público para cruceristas, turistas de la región y visitantes locales. Pasear entre los viñedos, ver su proceso de elaboración, realizar catas, disfrutar de un almuerzo en ese marco idílico eran hasta ahora las actividades más frecuentes que ofrecía la bodega.
A esta extensa lista se añadió recientemente un servicio integral para eventos corporativos, bodas y cumpleaños. La decisión de sumar un nuevo servicio responde, por un lado, al espíritu innovador de la propia bodega y, por otro, a una necesidad del mercado. El auge del enoturismo a nivel internacional provocó un gran aumento en el número de visitantes, lo que requería de un espacio mayor para poder recibirlos.
A su vez, muchas personas al conocerla comentaban la belleza del lugar y consultaban por la posibilidad de realizar allí eventos a mayor escala.Uno de sus sellos más característicos es el camino de olivos que deslumbra a quien lo visita desde el comienzo. Enmarcado en un entorno privilegiado rodeado de viñedo, se reformó un antiguo granero del siglo XIX para transformarse en el espacio ideal para contener esta actividad. El equilibrio entre lo rústico con lo moderno es la fórmula escogida en las instalaciones del lugar.
La construcción, que data de 1888 y mantiene la estructura original de gruesas paredes de piedra, tiene una capacidad máxima de 200 personas sentadas con posibilidad de agrandarse incluyendo una carpa.
Ofrece una propuesta integral, en la cual se puede optar por la opción gastronómica propia de la bodega a base de parrilla, o por uno de los catering tercerizados con quienes han hecho alianzas para trabajar.
“La idea es brindar al cliente una solución integral, y que este pueda elegir la opción que más se adecúe a su evento”, dijo Mariana Varela, integrante de la cuarta generación de la familia.
Uno de los principales atractivos del salón es que al situarse en una bodega real la actividad diaria no se detiene y hace que uno se inserte por un rato en el mundo vitivinícola. A su vez, su valor histórico. Y es que se construyó en 1888 a pedido del político batllista Diego Pons y fue el escenario de decenas de encuentros del partido colorado, en él participaron figuras cruciales de la historia uruguaya tales como los expresidentes José Batlle y Ordoñez y Gabriel Terra.
En el 1943 el establecimiento lo adquiere la familia Varela Zarranz, quien lo dirige hace cuatro generaciones. “Las historias que este lugar guarda sorprenden a todos aquellos que nos visitan», evocó Varela.
Apuesta al enoturismo
La Viña recibe unos 3.000 turistas por año. Los brasileños lideran el ranking de nacionalidades que visitan la bodega por su cuenta. Asimismo, trabajan con diversas agencias de viajes para presentar su propuesta enoturística, lo que los ha posicionado entre los principales establecimientos entre cruceristas, que mayoritariamente provienen de Norteamérica, Australia y Europa.
Para adaptarse al público, los tours se dan en español, portugués e inglés. Las visitas guiadas por viñedos y bodega se efectúan de la mano de un integrante de la familia, quien se encarga de narrar la historia del establecimiento, el proceso de elaboración tanto del vino como del espumoso.
Luego, se conoce la sala de barricas y la antigua cava, que contiene la mayor colección de toneles de roble francés en uso del país y se finaliza con una degustación en la cava de piedra de la antigua casona. El recorrido por los viñedos se hace a bordo de una carroza tirada por un tractor, diseñada exclusivamente con fines turísticos.
Ventaja local
El trato personalizado y cercano es algo que diferencia al enoturismo a nivel país. La mayor parte de las bodegas en Uruguay son familiares y atendidas por sus propios dueños. Y para Viña Varela Zarranz este es su principal diferencial. “Calidez y calidad es lo que reciben los turistas en su visita a nuestra bodega, son emocionantes los mensajes de agradecimiento que nos dejan continuamente” remarcó. La bodega se encuentra hoy entre los primeros puestos de TripAdvisor de bodegas turísticas de Uruguay.