ESTÁ abierta los domingos de 9 a 16 horas, abarca varias cuadras de la calle Narvaja a partir de la esquina de Avenida 18 de julio y es lo más parecido a un mercado de pulgas a cielo abierto. Antigüedades, libros agotados, tocadiscos viejos, muebles de los años ‘20 y todo lo que pueda imaginarse, tiene un lugar en algunos de los puestos de este colorido hormiguero humano. Pero también hay libros (recién publicados y a buen precio), comida típica, plantas de vivero, ropa a estrenar, y hasta venden animales (lamentablemente exhiben pájaros, conejos y hamsters, entre otras especies, en jaulas).
La feria nació en 1909 y comenzó comercializando frutas y verduras pero rápidamente se diversificó y extendió hasta convertirse en uno de los paseos más característicos de la capital. La calle comienza en la Universidad de la República, en la avenida 18 de Julio, y los domingos, a partir de las 9 de la mañana Tristán Narvaja se convierte en la calle más concurrida de Montevideo.
Para montevideanos y turistas, visitar esta feria es casi un ritual. La calle comparte el típico aspecto de los barrios centrales de Montevideo: casas bajas que se acercan a los cien años y en las veredas plátanos que dan sombra.
En las últimas décadas se han instalado allí librerías y anticuarios en locales reciclados, además de la más amplia diversidad de objetos y productos, al punto de convertirse en un “mercado de pulgas” donde puede encontrarse desde una antigüedad valiosa hasta una fruta de estación.
Un libro publicado cuando cumplió 100 años dice que se pueden contar hasta 3.000 puestos. Como es una feria “viva” e informal, todo es posible. Hacia los laterales, a una o dos cuadras de la vía principal, aparecen vendedores de baldosas decoradas, bisutería, picaportes de bronce, discos y candelabros; más allá, sellos usados, bolitas cascadas y candados viejos, algún objeto irreconocible, algunas lámparas, azulejos y máquinas de escribir.
La marea humana se mueve lentamente siguiendo el ritmo de la propia ciudad: aquí todo es calmo. Los vendedores intentan vender pero no acosan. Solo unos pocos vocean sus productos. Allí se ve a los montevideanos que cada domingo van a comprar sus frutas y verduras, y alguna cosa para el mediodía. Al parecer, las “pastas del domingo” (ravioles, ñoquis, o lo que se pida), son una tradición, y aquí hay más de diez puestos que las ofrecen.
Ubicada en el barrio Cordón, entre la prolija terminal de ómnibus Tres Cruces y el propio centro de la ciudad, la feria serpentea por un barrio de casas bajas y antiguas, muchas descascaradas, revitalizadas por los comercios que ven en la feria una oportunidad semanal. Hay al menos una veintena de librerías de usados.
DATA EXPRESS
Dónde queda: Tristán Narvaja esquina Avenida 18 de Julio, Montevideo
Qué hacer: Pasear descubriendo antigüedades y tesoros de cualquier época a buen precio
Recomendado para: Toda la familia
Costo: Acceso gratuito
Sugerencia: No perderse las delicias gastronómicas (todo fresco, delicioso y barato)